Noche a noche guardo un momento para pensar en ti, lo que haces, lo que piensas, lo que sientes. Imagino los caminos que recorres, las veredas solitarias y aún el urbe ignorada. Desde la choza más humilde en aquel apartado pueblito sobre algún lugar de la Sierra; hasta aquella mansión portentosa con el escudo familiar grabado en el portón, el mismo que conoces ya hace siglos atrás. Y entre tantos millones de ellas, no existe una sola puerta cerrada a tu paso, uno a uno, firme y a tiempo, en el momento justo, así era ya escrito...
Millones de corazones latiendo al unísono por el ritmo marcado con tu nombre pronunciado. Así es tu presencia, siempre imponente, con la fuerza de un huracán y tan suave, suave como el pétalo de una rosa... Paz!
No es sino Paz lo que deja la huella de tu camino, lo que dejas a tu paso, las sonrisas de ternura en el filo de la madrugada. Tan distinta te imaginamos en las horas grises en que nos hierve la sangre, cuando nos haz dejado solos, cuando nos haz arrebatado la sabiduría del abuelo y el calor de la abuela; cuando te haz llevado la fuerza del padre y el amor de la madre; cuando nos haz negado la oportunidad de enseñarle al hijo y aprender con el hermano; cuando ya no nos haz dejado compartir nuestra sangre con el ser amado. Cruel, embustera te llamamos y, al pensar que de tus labios no pueden más que salir palabras dulces, boca seductora, nos negamos a conocerte, a mirarte más allá, apartamos tus manos frías y olvidamos que, al nacer lo mismo tememos a la desconocida vida. Te ignoramos, Corazón.
No puedo imaginar tu dolor al helar los jardines cubiertos por rosas, o al apartar a los niños por temor a dejarlos fríos, y si los hombres te buscan a pie o en caballo, no importa su fuerza, galanura o porte, lo mismo caerán sus brazos sin fuerza sobre tu regazo. Me causa tristeza mirar en tus ojos y saber que en el fondo posees todos los sentimientos de una mujer y, sin embargo, no puedes hacer el uso de ninguno, y tu condena a matar, a matar siempre, sin poder jamás morir...
Esta noche te dejo una luz encendida, una sonrisa al viento y un lugar en mi recuerdo; y cuando nos volvamos a ver dame la mano, como buenos amigos que somos, porque sé que al final del camino solo me acompañarás tú. Parte de la vida eres tú, el principio, el fin: la Muerte, el comienzo del Mundo Nostro...!!!
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